El universo del cine mexicano no necesita héroes perfectos cuando tiene a Guillermo del Toro.
El director tapatío sigue conquistando a nuevas generaciones con su talento, pero sobre todo, con su humanidad: esa mezcla de ternura, imaginación y humor que hace que hasta los monstruos parezcan tus amigos.
En sus historias, los “raros” no asustan: enseñan empatía, libertad y coraje. Desde El laberinto del fauno hasta La forma del agua, Del Toro ha demostrado que la diferencia no es una herida, sino una forma de belleza.
Su cercanía lo convierte en algo más que un cineasta: es ese tío sabio del internet que te recuerda que sentir mucho también es una forma de resistencia.
Como cuando apareció en “El Tiempo Que Necesites” de NSQK y soltó una frase que abrazó a toda una generación:
“Están en la edad exacta de la desesperación… les queda un chingo de tiempo.”
Imaginación, bondad y orgullo mexicano.
Guillermo del Toro no solo hace películas: crea mundos donde todos los que alguna vez se sintieron fuera de lugar pueden, al fin, pertenecer.
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