La escena estaba lista para lucir perfecta: alfombra impecable, banderas en posición y cámaras afinando el enfoque. Pero en segundos, el protocolo se dobló, la tensión subió… y la foto oficial con el presidente de Singapur se volvió viral sin pedir permiso.
Todo ocurrió en un gesto.
Claudia Sheinbaum dio un paso al frente, sonrió y extendió la mano hacia la esposa del mandatario. Un saludo amable, natural… pero totalmente fuera de tiempo. En protocolo, el momento lo es todo, y aquí el momento no había llegado.
El presidente de Singapur reaccionó más rápido que un fotógrafo político: levantó la mano, detuvo el movimiento de Claudia con suavidad y reacomodó la postura para la foto. No fue un regaño, pero tampoco una aprobación. Fue un “no” diplomático con definición 4K.
El rostro de Claudia lo contó todo sin palabras:
ese microsegundo de confusión, la rigidez inmediata, la sonrisa congelada cuando sabes que el protocolo te acaba de dar un manotazo invisible. No hay silencio más incómodo que el que aparece cuando tu mano va a un lugar donde no debía ir.
Y claro, las redes hicieron lo que hacen mejor.
“La frenaron en seco.”
“Parece que la regañaron.”
“¿Dónde está su equipo de protocolo?”
El clip voló más rápido que un meme de la mañanera y se convirtió en tendencia antes de que la foto oficial terminara de circular.
Mientras el presidente corregía la postura para el encuadre, Claudia quedó atrapada en una coreografía imposible: ¿mano arriba? ¿mano abajo? ¿solo sonrío? ¿todo al mismo tiempo? Fue un segundo eterno… y perfectamente grabado por todas las cámaras presentes.
No hubo quejas formales, ni notas diplomáticas, ni fricciones oficiales.
Pero sí quedó un bochorno internacional que recordó algo inevitable: en diplomacia, el protocolo no perdona. Y cuando se rompe, se nota. En tiempo real. Y para siempre en redes.
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