Después de más de un año en silencio absoluto, AMLO volvió. Pero no con conferencia, ni gira, ni mitin: volvió con video desde su rancho en Chiapas y con un lanzamiento calculado que sacudió la agenda política.
Su regreso no fue casual… fue estratégico.
La estrella del momento: Grandeza, su nuevo libro.
Una obra centrada en la riqueza cultural e histórica de México, pero que, como todo lo que toca López Obrador, llega cargada de mensaje, intención y lectura política entre líneas.
Y sí, habló.
AMLO aprovechó su reaparición para criticar a la oposición, acusándola de negar los avances de su administración —especialmente en pobreza— y para reafirmar su apoyo total a Claudia Sheinbaum, a quien llamó “excepcional”.
Un espaldarazo desde el retiro… que no suena tan retirado.
Lo más curioso es que su última aparición verificable había sido el 1 de junio, cuando votó en la elección del Poder Judicial. Después de eso: silencio. Hasta ahora, que decidió encender la cámara y encender el debate.
El video funciona en doble vía:
presentación del libro + reactivación de su presencia pública sin romper formalmente su promesa de no volver a la política. Es el AMLO de siempre, pero en modo remoto, desde La Chingada, moviendo el tablero sin pisar la cancha.
Y dejó una advertencia:
solo regresaría de manera pública si hubiera una amenaza grave a la democracia, la soberanía o al gobierno actual.
Un “no estoy, pero sí estoy” con sello presidencial.
Con este movimiento, AMLO confirma lo inevitable:
puede estar lejos… pero nunca fuera.
El libro ya circula, el video es tendencia y él, otra vez, está en el centro de la conversación.







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